lunes, 30 de julio de 2012

No se trata de buscarnos, es cuestión de encontrarnos

''Somos un verano que ha pasado de buscar lunares en pieles nuevas a morder orejas en una playa, rebozarse como croquetas y gritar una noche cualquiera, que aquí estamos nosotras y que venimos dispuestas a lo que haga falta.
Al final, un montón de corazones en pelotas que juegan a hacerse daño.
Son esos días que puedes amanecer con cara de loca, perdida en algún rincón de una ciudad cualquiera, desvariar entre calles o pequeños rincones. Puedes empezar entre sonrisas y terminar con un puñado de sollozos en la mano izquierda mientras las miradas que juntaste chocan entre ellas y se escurren entre tus dedos en la otra mano. Pueden ser días de luces intermitentes, de las que no cesan o con miles de colores, o puedes perderte en una pequeña sombra que tal vez siquiera exista.
Formamos parte de esos amores de verano, de los inolvidables. Esos llenos de caricias, de calor pegajoso acompañado de besos locos en quién sabe qué lugares en los que perderse.
Es dejar una sutil huella en esos cuerpos, que te recuerden siempre, dulces o a lo bestia, aniñados, seguros...eso al final da igual.
Y no importa, ya echaremos cuentas de las líneas torcidas y los arreglos necesarios en un par de meses, que aún estamos a tiempo de que sea nuestro verano, unos pocos días pueden hacer que eso cambie, aún podemos enamorar a alguna sonrisa o a unos ojos llenos de luz. Aún podemos romper corazones o volver loco a quién se nos ponga delante.
Recuerda que siempre hay varias opciones, la de sentarte en un rinconcito meterte en tu mundo, huir, o ponerte tu mejor sonrisa, esa deslumbrante y verdadera, levantar bien la cabeza, y bocadito a bocadito, trozo a trozo, deborar cada calle, cada respiración, atrapar suspiros, aprender a leer silencios, escribir esta historia desde cero, hacer espirales infinitas de ombligos, dejarte llevar, comerte algún corazón a mordiscos, que aún estamos a tiempo y haremos que merezca la pena''.
Es volar con la seguridad que me da el vivir al revés. 
Saltaré si me da la gana.
Podemos ser un olor, sí, seamos un olor a lluvia en verano.
Olor a abrazos desarropados, a miradas que chocan y desmontan hasta a un huracán, que son noches cualquiera en las que una sonrisa se vuelve loca y le da un bocado al mundo.

Es alegrarte, joderte, abrazarte a quién te abrace y a quién no te abrace, pues no te abrazas y punto. (Será por abrazos)

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