E.

A ver, hoy, os presento a E.
E. es una chica más.
Tiene veintipocos años, el pelo revuelto, y no le gusta su vida.
E. es como la chica gris, pasa desapercibida, pero la luz que hay en su sonrisa, a veces, podría iluminar un estadio de fútbol.
Hay que aprender a quererla, a abrazarla, a que sus defectos encajen en tu vida.
Su piel te puede contar mil historias. Su cara, con sus rasgos marcados, sus ojos pequeños pero profundos, esos labios marcados y los dos dientes que asoman siempre a la mínima sonrisa, todo, puede desatar un huracán en cualquier momento.
Tiene un lunar bajando por el cuello, y los dedos largos, está aprendiendo a tocar la guitarra y canta fatal.
Con el pelo castaño y alborotado tapándole la cara, parece que se esconde del mundo, pero lo que realmente prepara, es su mejor asalto.
No se fía de nadie a la primera, la vida ya le ha dado demasiados golpes como para ir con la sonrisa por delante y tendiendo la mano sin más.
Le encantan sus pecas, y tiene los pies grandes, pero bonitos.
Adora el color azul, la música, y el cine.

E. es amante de los viajes, de pasear, de escribir en cualquier sitio, de los libros, del chocolate y de pasar tiempo con sus amigos.

Echa de menos su habitación, y a unos cuantos que se fueron y nadie sabe muy bien por que, hay que cosas que se acaban.
Ella piensa que admirar las azoteas de la ciudad desde cualquier ventana, es de los mejores pasatiempos.

Busca un piso en el centro con vistas al cielo, al mar y con tejados de por medio.
¿Os imagináis a C. café en mano, con su mochila de flecos a la espalda, recorriendo la ciudad en busca de carteles de 'se alquila'?

A E. también le gustan las caricias, los besos en el cuello, los abrazos largos, y la gente que mira a los ojos.

E, dibuja a veces, saca fotos, canta a pleno pulmón...
Quiere estudiar económicas, o bellas artes, o algo así.

Pronto os contaré más de E.