miércoles, 7 de noviembre de 2012

con A de Aprender.

En estos últimos meses he ido asimilando, hechos de esos que, hasta que no los vives en tu piel no te haces a la idea de su realidad.
 Sé que está prohibido llorar sin aprender, y que hay mucha gente por la que no merece la pena derramar una lágrima, siquiera en una noche de borrachera. Como hay otros que se lo ganan a pulso y será así quieras o no.
Que si hay gente que se va de tu vida por muy imprescindibles que te parecieran, será por algo. Lo mismo que recuperar una vieja amistad, sacarla dal cajón y que siga como siempre.
Sé que en vez de soñar despierta, debo proponerme un reto y tirar para alante con el, que es posible.
Que como una sonrisa en la cara no hay nada, de esas que hacen que el mundo se pregunte a que se debe, que marcan vidas, o producen algún cruce de miradas.
He aprendido a querer a un desconocido en una noche devorada a base de caricias. Que quien menos te lo esperas puede tratarte como a una reina, y que los besos a escondidas saben mejor, aunque eso ya lo sabías.
Que unas caricias y unos mordiscos que duren lo que un par de peces en un whisky on the rocks, pueden saber mejor que varios meses de amor.
Que a destiempo y sin prisa, se vive mejor.
He aprendido a disfrutar y a vivir en vez de sobrevivir sólo a base de pequeños momentos.
Es bonito esconderse en una sonrisa, pero si no arriesgas, no ganas, y tampoco hay mucho que perder si vale la pena.
Desde siempre para mí dormir fue perder el tiempo, pero como una noche a pierna suelta y un buen día soleado o de calarse hasta los huesos, no hay.
Sabemos que podemos ahogar los problemas en un café y alguna carcajada.
I've been addicted to you. (8)
 Es mi vida y la vivo como quiero, no voy a dejar que nadie me borre la sonrisa, o impida que el brillo llegue a los ojos, a ver quién tiene valor de plantarse aqui delante y desafiarla.
He aprendido a desaprender a quererte, me he deshecho de ti, me amarrado a algún cuerpo con o sin permiso, me he dado cuenta de que si los tengo a ellos a mi lado, no me hace falta más. Que un día cualquiera de siencio o unas miradas y risas pueden tirar abajo las paredes de una habitación.
Que unas copas de alcohol, más que para ahogar las penas, valen para desbordar y darse cuenta de lo que realmente es importante, y con quién brindas por un par de tonterías, subida a unos tacones en busca de alguna huella que dejar en el cuerpo que lo permita es quien merece lo mejor.
Que si no tenemos chocolate, endulzamos el día con un poco de música y a bailarla.
Desde siempre un corazón puede ser tan grande como un planeta y tan blandito como una gominola, al igual que esas armaduras que llevan algunos, solo cubren una dulce nubecita.
Viviremos rápido o lento, como lo pida el momento.
 Disfrutaremos cada instante, gritaremos o callaremos, a la vez que seguiremos siendo de todo menos discretas al mirar a alguno por ahí.
Este ha sido un año neutral, de eso, de desaprender y aprender un poco de todo.
Sigo en busca de quien quiera ser mi noviembre dulce, y que en este par de meses aún pueden pasar muchas cosas.

 con A de Antía.

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