Noviembre.

Nubes bajas y esponjosas, casi como algodón de azúcar. Que parece que puedes estirar la mano, coger un pellizco y llevártelo a la boca. De alguna manera como si a parte del olor a lluvia de estos días pudieras notar en la boca ese sabor a Otoño, a naríz mojada, a besos fríos, a mantas, a hojas secas que crujen entre marrones y amarillos bajo tus suelas, a pies fríos, a baho, besos en la naríz, miradas con lluvia en las pestañas, escalofríos amargos que se endulzan con los escalofríos de deseo de ganas y miradas, sabor a domingos, a pedacitos de ciudad y de ti helados, a café calentito, con leche, a el dulce de un chocolate hirviendo, a findes de peliculas, palomitas y con un poco de suerte mimos o cotilleos, a tiritonas, tonterias...

Es tiempo de Abrazos.

Tiempo, de canciones, de susurros, de no ser como los demás, de pensar que estamos cuerdos aunque se nos haya ido la olla por completo, de (super)hermanas, terremotos, gritos, bailes bajo la lluvia, de que nos digamos ''vale'' tras más de un ''venga'', de ser jóvenes eternamente, bipolares, de pequeñas y grandes sonrisas, de cuerdas de guitarra, playas frías y olas, fotos, de que nos tiemblen las piernas, de un trocito compartido por ejemplo de cielo, de volar y no pensar aunque seamos pompas de jabón, de que nadie lo entienda, de bebernos de un trago lo malo, los rotos y la cordura, de reirnos sin motivo pero con razón, de sentir, de alegrías tontas, de volar sentados en cualqueir rincón, de gominolas, de cambiar el mundo, de trocitos de jardín, de casualidades, de boquitas de caramelo, de dejarse llevar, de escribir canciones. Y entre todo esto, pues nos quedará un ratito para planear el asalto al mundo!